29 dic 2011

Urwa y el Angel del Consuelo

El ángel del consuelo sigue al ángel del llanto. Cuando el ángel del llanto toca con su ala el corazón de alguien, esa persona comienza a llorar. Uno de los grandes santos, llamado Urwa, que vivió hasta muy viejo, comienza a rezar para que Dios lo retorne hacia Él y lo ubique entre Sus amados. Un día, mientras realizaba esa plegaria al lado de la tumba del profeta Juan el Bautista, en Damasco, ve a un joven muy hermoso, vestido de verde y cubierto con una luz resplandeciente, que viene hacia él. El joven le sonríe y dice: "¡OH mi padre, quiera Dios bendecirte! ¿Qué plegaria estás ofreciendo?" Urwa le cuenta: "¡OH mi hijo, quiera Dios tener misericordia de ti! Estoy pidiendo por un buen final y un rápido retorno a Dios, por un buen reencuentro con los amados. ¿Quién eres tu, mi querido hijo?" Él dice: "Yo soy la misericordia de tu Señor, enviado para consolar a los seres humanos. Mi nombre es Artiyail y soy un ángel. Fui creado para borrar la tristeza y el dolor del pecho de aquellos amados por Dios." Luego el ángel desaparece y la tristeza de Urwa se va con él. Un día, los discípulos de otro gran santo van con cierta tribu en Asia Central. Pasan las semanas y ellos no regresan. Un día su maestro, abatido, está meditando, preocupado de que algo pudiera haberles ocurrido. Un pájaro verde del Paraíso llega a su ventana, y comienza a cantar con una voz que limpia su corazón de toda tristeza: "Yo soy Artiyail. ¡Soy el destructor de la tristeza! Soy el portador de las buenas noticias a los corazones de niños, mujeres y varones, jóvenes o viejos. Les traigo noticias de sus amados." Luego, el maestro dice: "¡Sabia que Artiyail vendría, pero primero tuve que desesperarme!" 

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